lunes, 14 de diciembre de 2009

Golpe al hombro, país de furia

Si contamos con la existencia
De la ternura abrazada
A los muslos de una balada perfecta.

Las cosas se harían
Levemente más llevaderas

Terminaríamos de creer
Que se puede empezar a sentir todo
Con la punta de la lengua

Que existen huellas en la boca
Y que la sed no tiene límites
Cuando tus rodillas definidas

Me dan su sabor a furia

miércoles, 2 de diciembre de 2009

A mi balada

Es necesario intentar acercarnos a eso que se llama verdades reveladas, para tomarlas del cuello en presencia del cosmos, pedazo por pedazo.

Optar por citar a media voz esta clarividencia
Estos espacios corregidos
Por vibraciones poéticas

Tomar en cuenta
Cada uno de los objetos
Empapados por agua fatal
Que algunos días nos llevan a pedir
Un perdón maltratado

Citar los días en que te espero
Blando en el fondo
Buscando nuevas maneras de obtener
Todo eso que llamo
Milagro de tortura

Dejaré que cada uno de tus olores conserve significado, que me hallen cuando deseen.

A mi balada,
Te pregunto
¿Corrés dulce y alegre
Por mi acera?

jueves, 26 de noviembre de 2009

Hipersensibilidad

De reencarnación y sangre rayada.
Habita
Como dulce fusil que apunta
A la cabeza

Ubicado; altura de pecho
Y padre de silueta desprotegida
Por desnudez.

Esto que siente
Y llamo
Casa restregada, que porta mis mejillas
Y mi color de ojos.

Con esto,
Hay que preguntarse
Si se prefiere un para siempre o
Echarse a morir.

martes, 24 de noviembre de 2009

Certezas

Es difícil aseverar
Que nos conocimos cuando
Yo te dije que no tenía otro lapicero

Es imposible afirmar
Que sólo faltó que me volvieras a ver
Para sentir pena por todas las demás

Es simple negar
Que sin saber tu nombre
Sentí mojar mi pecho

Es claro que
No tengo una opinión violenta
Pero lo que arde aquí

Espera tu parpadeo

domingo, 22 de noviembre de 2009

Leves nociones

Quiero saber, verdaderamente, si cerrás los párpados o revolvés los ojos.


Cuando todos se callan sé que por fin te escucho. Que aquellos que dicen conocerte se equivocan; yo a veces te conozco porque sé lo que no sos.

Porque sos orejas perforadas, nariz recta. No sos piernas ni hombros, ni tetas, ni kilómetros por hora.

Sos diciembre, frío, largos ratos

Sos evolución, sobrevivencia, juegos sin llanto

Sos lunes inevitable, miércoles cristalino, viernes infatigable

Y caricia en cada dedo y daydreaming y papelitos imprescindibles y signo de libertad.

Sos trinidad, vino, toda mi piel.

jueves, 19 de noviembre de 2009

But in my head I want more

El cambio del color de tu cuerpo me vale un grito en la mañana, placer en la tarde, libertad en la noche. Y yo sé todo eso, pero no es suficiente con aprender a sumar, con saber las tablas de multiplicación.

Hay que aprender a pintar con tiza el piso, a dibujar con crayolas, a poner plasticina en los zapatos, a reírse de las mentiras.

Te llamo por tu nombre de pila esperando una reacción, en cuanto a ausencias, las disperso. Y agradezco que me situaras en sotavento. O barlovento. En mi reino misterioso.

Insisto tal vez demasiado, pero esta independencia no me ayuda.


no se pondrá de acuerdo con nadie no lo hablará no responderá no se disculpará

sábado, 14 de noviembre de 2009

Sospecho del año nuevo

Me siento en el lado polarizado de su vida

¿Qué va a significar no hablarte estos días? No sé, pero afuera llueve estúpidamente. Pasan ruidos de cadáveres borrachos e inocentes, todavía te rondan creo yo. Y se me hace simple decirles adiós y no extrañarlos, pero vos tenés tu itinerario, sabes exactamente cuando volver a ver el espejo en el cielo raso.

Porque no entendés el poder de la palabra, no sabes lo manchadas que están a veces. Vos no comprendés lo terrible de la recurrencia, que a escondidas enciendo cigarrillos para inmolar recuerdos, despedirlos mediante el humo y luego caer acostado en cada acera suciamente ilustrada, porque en estos días las calles son una mentira que invento y no creo.

Por eso, todo parece que antes tenía ojos, que se completaba el animal, las figuras de luz, estas tontas uñas. Y si todo esto sirve para traer de vuelta el brutal y alegre gozo, contemplaremos como todo fue juego al borde de la noche.

Luego el mundo se irá como el breve gato del techo vacío, se esparcirá, se lo llevará un huracán de manos perfumadas. En eso nos convertiremos. En piernas entrelazadas, una espuma de idiomas, ridículas siestas, dorso expuesto, puente de pensamiento.

Y como si no faltara más, volveremos a morir, impregnados de glorias y de pestañas caídas. Recordaremos que por esa esquina desesperamos hasta los huesos, que allá te olvidaste de todo y yo me vacuné tu verdadero nombre.

Pero ¿qué pasa si volvés a callar todo? Mi inconforme cara tendrá la sonrisa de siempre, mi mirada se obligará a escrutar el té, a medianoche sentiré vergüenza.

Le echaré una ojeada a aquello que se llama melancolía.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

We have seen the enemy.

A veces en las noches yo sé que te gritan los caníbales, que sus voces te guiñen y te esperan en las esquinas. Siempre vuelven con cada ejemplar único, con objetos de arte perverso, dentro de los almuerzos incomunicados.

Ellos saben que tenés sangre. Sus gargantas traen el fin de la partida, pero hagamos que se atraganten con sus uñas. Que vuelvan con sus encogidas manos, con sus manchas por corazón, con sus ojos por memoria y memoria por ojos.

Pero, hagamos algo.


No somos colegas perpetuos
Ni sociales, políticos.
Bestiales.

Dentro de planos
Oscuros o transparentes (algunos días inaccesibles)
Tenemos nuestra pasión.

El leve tacto.
El juego de las manos
Con los dedos

Y viceversa.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Acaso importa que el Diablo sepa mi nombre.

Estas son manos mutiladas que te tocan. Este es un adolescente cansado, un hombre diminuto.

A veces soy un niño muerto que fuma tabaco. Imposiblemente real. Con tantos sueños como arena.

Yo te beso el oído. Te pido que creas en mí, no como en Cristo, sino como se cree en la naturaleza, en las estrellas extintas, en lo indefinido.

En mi pecho suena un leve ruido de columpio. Yo te traigo un legado breve, pero maravilloso. Todo desde la ventana de mi cuarto. A veces vencido y perplejo. A veces con historias y convincente. A veces con una memoria venérea o como un cadáver feliz.

Yo no creo en las mareas, en la insoportable repetición. Yo, jamás tocado por una prostituta, pero con pactos con el Diablo.

Yo te traigo flores obscenas y un beso con ruptura de límites.

Porque te siento en el estómago.
En el pecho.
En los 5 dedos de la mano.

domingo, 25 de octubre de 2009

Linda la mala vida

En primera instancia defino que esto no es un ataque a mi sociedad (nuestra), a particulares fantoches, ni a nadie que practique la esgrima en las relaciones. Este es un recuento de mis muy personales y a veces preocupantes reincidencias, repeticiones, re-res. No hablaremos del muy benigno fetiche de la copa doble de café con chocolate, muchas gracias. Serán esos aspectos particulares que pueden llegar a perturbar el sueño (extraordinariamente ligero en estos días).

Hablaremos del deseo de manifestarme en situaciones incomprensibles, habitadas por quistes (de los que no se remueven), de entrar en mareas, de repeticiones. Esa búsqueda, presión, necedad de mi parte, por inventarme estructuras. I know, I’m pushing it. Y ellas no son malasmujeres, son constelaciones aparte, edificaciones inconexas a mis realidades inmediatas. Porque yo soy una realidad inmediata que no llega a manifestarse o se manifiesta a medias.

¿Estas recaídas fundamentan un deseo de concretar? ¿De re(in)sistir? Yes we can?

Masturbación mental y voces mal dichas, las pruebas que no están. Dudan de mi honestidad, piden revisar la cuenta con el dueño del restaurante.

Y estas palabras se parecen entre sí, le gritan al sexo, se desprenden de astillas, pesos, del ardor de cada aplauso, de cada cosa bien hecha.

No sé si ser menos idealista, si creyendo menos ayude en algo, si salvará vidas. Sé que los misterios no deben siempre resolverse, no es necesario para saber que no todos somos desconocidos.



La masturbación mental
Procrea
Voces mal dichas.

Creamos
En la posibilidad

Que se creyó pequeña

viernes, 16 de octubre de 2009

Gritamos en la calle

Alcancía, llama
Placer.
Y así tócame la espalda, así.

lunes, 12 de octubre de 2009

Killing Lumingo

Sacar la cuenta de trabajos sin hacer, cosas sin escribir, libros sin leer.


Gente conectada, fracasos de conversación y preguntas.


¿Estado civil?

Una ciencia oculta, pocos van a entender el chiste.

¿Estado académico?

Como el Imperio Soviético por allá del 89.

¿Estado Emocional?

iTunes, como Dios, tira golpes.

¿Últimos 19 años?

Se Vende Este Lote. 467 m²

¿Programa de Posgrado que desea seguir?

El Aleph, Hitler, juegos de Rayuela.

¿Divine Intervention?

No, no me acuerdo de ella.

¿Querés que reparta?

No, Lobo.





INFORMES: 88914686

domingo, 4 de octubre de 2009

Atonement

Porque los mensajes se componen
De un solo grito


Hoy atacaré a los creadores de desiertos,
Demostraré que los demonios existen
Y que la justicia está errada

Atacaré a la pirámide invertida,
Al falso recuerdo de las noticias

Atacaré a los que se enamoran
Y a cada solitario que es perseguido

Hoy atacaré a los edificios
. (grandes y Pequeños)
Al barro
A todo esto que es lo mismo

Al periodismo
A los grandes espacios
A los hombros encogidos
Al fastidio

Renunciaré a creer en relaciones
A ignorar fracasos

A la lentitud, a la levedad
Y a la burocrática democracia

Me resignaré ante los pianos
Las guitarras, las flautas
Los tambores
Puedo aprender otra cosa

Atacaré a los que siempre están de espaldas
A los que usan botas
A los que murieron por estrangulación
Al número XLVI

Atacaré a los que no se olvidan de los libros
A los que cambian nombres
Y pecan

A los que se acuestan en tumbas vacías
. (A todos los que son como yo)

jueves, 17 de septiembre de 2009

Sorprenderse, extrañarse, entender.

Aquí y ahora, no quiero hacer nada igual que antes.


Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando.


No sé si te diste cuenta, pero hoy estábamos en otro sitio. Yo no leía ahí. Sí rozaba tu pierna y me oías murmurar, pero en realidad no había paredes. No había nadie más.

Tal vez vos querías que no hiciera calor en ese momento, que estuviera un poco frío, tranquila, lo podés escoger. Por mi parte, me gustaría que me dijeras que vos también te sentías en otro lugar, que podíamos estar en silencio y que nada más importaba. Que el leve tacto y el aroma del otro bastaban.

Muchas veces he tenido la posibilidad de decidir, de que se haga como lo digo, pero eso también cambia, algo diferente entre nosotros se gesta y llegará el desenlace y eso no me preocupa porque no quiero hacer nada igual que antes.

Quiero ser honesto y no molestarme porque no contés todo, ya llegará cuando me digás más, porque esto hace mucho dejó de ser cualquier cosa.

Ahora caigo en la tentación de nunca lavar una camisa.

sábado, 5 de septiembre de 2009

El mundo que estoy por crear


Sos tan chiva y me sabés a sandía y zacate recién cortado. Me encanta cuando te descubrís el cuello y que me tocás la cara porque sabés que estoy sonriendo. Y sí, tenés un acento y me gusta.

Oigo que cantan de fondo, sé que no entendés lo que dicen, pero todo habla de nosotros. Hay pequeñas imágenes en cada uno de nosotros y decís cosas de Klimt, pero yo sólo te puedo ver. Perdoná pero no sé qué querés decir, te estaba viendo, te digo y no comprendés lo que estoy sintiendo.

Aunque tal vez esto esté teniendo sentido para vos también. Sé que lo está teniendo.

Prometo no detenerme hasta sentir el frío en lo alto acercarse a mí. Y juro ser suficiente para comprenderme, motivarme, valorarme así. Solo conseguiré, lograré escuchar mis pensamientos hasta amanecer y satisfacer mis sentimientos. Yo decidiré el tamaño y la forma del mundo que estoy por crear.

Del mundo que estoy por crear.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Dont tell me to stop.

2.0


Dejame besarte la frente. Sentate allá. Que nadie vea que nos tomamos las manos. Sentí que mi corazón se acelera. Sí, jaja, es que a veces me das miedo. Claro que me gusta tu aire escultural, sí, eso que cargás. ¿No te has dado cuenta? Bueno, que lo sepás.

Ah y perdoná que te bese la frente, pero sólo ahí te gusta. No es broma, es en serio. ¿Cuántas veces te has estremecido cuando te toco? No me digás que eso es bueno, perdón pero no te creo. Sí, yo sé, me disculpo otra vez, pero así soy yo.

Yo tenía una grave necesidad de verte y de hablarte. Siempre me quedo esperando la posibilidad de decirte cualquier cosa, lo podrás notar, pero no sé qué me tiene reservado la vida. Y no pido nada, sólo que me gustaría volver a verte y te agradezco que hoy estuvieras aquí.

domingo, 30 de agosto de 2009

Nuestra casa


Hola, sí, pasá. Sí, por aquí. ¿Cómo te va? ¿Bien? Ah, qué bueno. Sí, esta es la sala, por allá se va al cuarto. No, podés verlo luego. Sí, ahora aquí sentate. Sí, esto también lo compré para vos, no, el cuadro ya estaba, pero lo demás sí. No, no me molesta eso, lo que quiero es que estés cómoda. Sí, eso, que te podás quedar mucho tiempo acá dentro, sentada, pintando, durmiendo. Con pequeños pasos, de día en día, sí yo sé, eso me decís, pero de línea en línea se hace un laberinto, no quiero perderme, pero más que eso, no quiero que te perdás de camino.
Yo sé que esta casa no debe llegar al cielo, sí, las casas no deben llegar tan alto, pero bueno, ya no sigo. Sí, esta también es tu casa. Yo lo que quiero es que estés cómoda, que sigás sonriendo, que no se te olvide sentir, que podás ubicarme en esta casa.

jueves, 23 de julio de 2009

Síntomas de habitación

Cuando tocaba su piel era fácil comprender por qué hasta ese momento habíamos guardado silencio. Era fácil apreciar la ausencia de luz, que en el cuarto no hubiera espejos. Teníamos en cuenta muchas cosas que cambiaron hasta ese momento, porque no había sido sencillo traerla hasta aquí, tenerla sujeta a una sábana que bien no pesaba, pero cómo pesaba. Nunca quisimos entender que de entre nosotros surgía algo, pero no, disculpe. Eso no era. Entre nosotros había algo desde antes, mucho antes. No era fácil escucharla quejarse, acordarse de cuando las cosas eran más sencillas, cuando yo no me había refugiado en un libro de poesía, eso fue lo único que yo hice. Leía ese maldito libro cada vez que me acordaba de ella. En este momento intento tocarle el pelo, pero ella se aleja de mi mano y mi mano se aleja de ella. Yo les decía que la culpa la tenía ese libro, pero no, no era eso, la culpa la tuvo una hormiga que subió por su piel un día. Después de eso no la quise volver a tocar jamás. Me daba asco no entender lo que sus lunares significaban. Yo la obligaba a desnudarse y acostarse de espaldas, le contaba sus lunares, los alineaban, los borraba con mi mente para luego dibujarlos con la punta de mi lengua, mientras ella comprendía que yo no sabía dónde estaba.


Le hablé desde la silla que muchas veces colocaba de espaldas, para que no fuera testigo. Le intenté mostrar que la ventana estaba abierta, que la puerta no se había cerrado, pero no, ella había dejado las sandalias perdidas. Tal vez las dejé dentro de ese cuadro, decía y señalaba la silla donde hace instantes nada se había posado.


Un día ella tomó el libro de poesía, lo leyó todo. Cuando llegué al cuarto me esperaba con el libro sobre sus piernas. Nunca me había asustado tanto. Me acerqué, me estremecí al poner mi mano sobre su rodilla, sus ojos buscaban los míos, luego los míos a los de ella, pero jamás iba a ser lo mismo. Yo no logré leer lo que debajo de sus labios se acunaba. Le quité la blusa con precisión de cirujano, luego le arranqué el sostén, ella se dejó hundir entre las sábanas, después se despertó humedecida, se tapó el sexo. Yo estaba a su lado, terminaba de quemar el libro de poesía. Se levantó, se vistió, notó que seguía con el pantalón puesto y por un momento creyó comprender todo. Pasó junto a mí sin decir nada, fue a buscar un espejo. Yo nunca supe cómo usar un espejo. No buscó la puerta y se sentó en una esquina del cuarto, yo en la otra.


Cada cierto tiempo levanto la mirada y la veo buscando su reflejo entre sus manos. Ella se peina con las sombras que se reflejan dentro de sus manos.

domingo, 5 de julio de 2009

Honesto o desnudo.

Te tengo en mi pecho y cabés perfecta. Subís y bajás y no te das cuenta de nada. De que en ese momento te pienso. Para vos la poesía no vale nada en ese momento, los cuerpos hablan y hay que callar para oírlos, pero algo dentro de mí corre más rápido, sacude más fuerte que mi cuerpo, que el tuyo acostado junto a mí.

Desnuda estás más compuesta, complicada, parece que mataras. Que tuvieras algo más, de lo que no te despojás, que no lo veo y que días después me doy cuenta.

Se vuelve muy fácil culpar al tiempo, que cada curva, que cada ángulo, que toda tu piel trae algo más, que no se muestra. Se vuelve muy fácil no saber qué hacer, tener que tomar cada esquina de vos, sabiendo que un círculo te comprende, que no hay tiempo cuando te toco, que da lo mismo que yo esté ahí, que da lo mismo que haga calor, que llueva, que el perro ladre, que calle la música.

A veces da miedo tomarse un momento para pensar “Y ahora qué?”

Es a partir de esos momentos que uno se sincera con todo lo que pocas veces se escucha.

sábado, 20 de junio de 2009

De lo insuficiente del tacto.

Hoy trazo una línea. Termino un círculo. Acabo un libro. Cierro una gaveta. Y ahí acaba, no hubo más de eso y no creo que deba ser así, pero yo no puedo hacer nada. Acabo de despedirme, de echar el último adiós y que el aire lo absorba, ya lo veo irse, el aire se lo traga, lo vomita, tal vez saldrán tres flores de ahí. No sé qué será eso de las ausencias necesarias, de los silencios que por tácitos joden más la vida, porque por más que yo quiera aprehender esos momentos que se me pasaron; picha, eso es, se me pasaron.
Fácil, como quien no se acuerda de cuál fue el primer árbol que abrazó, que no sepa quién le dio su primer golpe, que uno no entienda porqué al rombo no le pusieron un nombre más bonito. Es esa falta de aprehensión lo que más duele, lo que más sofoca una vida llena, una vida amplia, que por falta de una cosa, ya se desplaza, se revienta, estalla en la nada, para dejar brechas, para cumplir brechas.

Yo tomo un pequeño momento para remembrar, para por fin llorar por cosas que sí importan, para que las lágrimas mueran con cometido. Yo nunca supe eso de sentir, pero por acá dentro, algo pasa.

domingo, 31 de mayo de 2009

Te estoy escribiendo

Cuando uno espera mucho que las gotas caigan, siempre caen. Y esa fricción de cuerpos que no se encuentran, no aplica para nosotros.

Yo sé que no es tan fácil tocarte, con un dedo siquiera. Que cuando estamos juntos debemos hacer otras cosas, hacer sombras con la luz de la luna, beber de la risa. Y es que a mí me daba miedo que nada estuviera pasando, que la arena tuviera que seguir esperando.

Estas miradas ya no se desconocen, ya tuvieron cien años tibios, algún pueblo pretendido, cosas extintas. Este clima es sano, como si fuera de antaño. Nada hay al margen. Te estoy escribiendo.

lunes, 18 de mayo de 2009

sobrevivo nada me toma.

Todo esto es como una carta de amor, sin sentido, irracional, pero totalmente visceral. Es algo que atraviesa un laberinto, pero no sabe para qué. Asomarse por la rendija, ver que pasa luz. Saberla junto a mí, sentada. No entender qué hace ahí.

Tomar todo lo que no me pertenece, construirlo, dárselo a ella. Que ella lo bese, que bese eso que no es mi mundo pero igual es parte de mí, sólo por el simple hecho de no ser ello.

Y que sumemos todas las distancias, que las saltemos.

Porque todos los segundos espero que abra aun más los ojos, que deje de ver hacia el frente, que un momento vea al lado. Que me vea. Que entienda todas las palabras que rebotan en mi lengua, que se tropiezan. Que yo no tenga que imaginarme nada.

Esta neblina que se corre, basta para los dos.

viernes, 15 de mayo de 2009

De lo que es morirse

A Mario Benedetti, que su obra lo hace un ser inmortal.


Que los órganos se vayan rindiendo uno a uno. Que el tacto sea otro sentido encogido, que ya no sepa nada. Que en ese momento sea feliz. Que se esté contando una historia y que haya un mar cerca. Que el resuello todavía sea una habilidad. Que todo lo que fue locura tenga sentido, porque estoy muriendo y no hay nada más loco que eso, que me muera sólo porque sí. Poder acordarme todavía de pequeñas cosas, que nada que importa exista. Que saberse aquí deje de ser una prisión. Que el sexo se calle. Que nadie hable. Que todos escuchen. Que ya no importe terminar un libro. Entender las fotos que uno no ve desde hace años. Poseer esos sentimientos una última vez. Que las llaves no tengan que ir con uno. Desprenderse. Salir o entrar más profundo. Morirse y que algo se arregle. Morirse y que todo y nada haya sido en vano. Morirse y que usted llene lo que haga falta aquí.

Mario Benedetti, esencia errante en cada uno de nosotros.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Lo que se puede dar a conocer

¿Cómo es la vida? No sé, he sido feliz. A veces me prolongo, sin sentido. Tiemblo, reboto dentro de mi misma piel. Se me encoge el alma, luego la exhalo en un suspiro.

Mientras que vos, ala magnífica, alba que revienta, ansiado éxtasis.

¿Cómo es la vida? Hoy, espero a que todo cambie, que la vida sea una fuga. Una marca de tiza. Cerrar un blog, pasar a otro.

Sírvame una canción distinta, por favor. Una que tenga labios, que su mar sea un cuerpo.

Hoy, no todos somos iguales.

lunes, 11 de mayo de 2009

Me presento. Una vez sangré por la rodilla izquierda

Una vez sangré por la rodilla izquierda, era de noche.

Mi nombre tiene 8 letras y me gusta porque suena a que va a decir algo. A veces dudo y a veces me siento solo. No he sido valiente, pero le prometo que algún día lo voy a ser.

Me gusta el sabor mentolado del final de cada clase con usted (son pocas pero todas cuentan). Constantemente se me olvidan los días importantes, las distancias y los espacios que son mayores a nosotros.

Yo también sangro rojo. A veces me pasa que perdono fácilmente, que me enojo aún más fácilmente. Escucho atento, hablo hasta cansar, me canso si no hablo. Leo para perderme y luego encontrarme justo antes de parar.

Me presento. He llorado por un conejo, por 2 perros, por los 6 billones de personas que me rodean.

Esto de aquí, no se puede inventar.

viernes, 8 de mayo de 2009

Como si una carrera bastara

Yo me pregunto si la voy a conocer algún día.

Yo agradezco su curiosa forma de obviar todo lo que a mí me interesa. Que su tilde es envidiable. Y que su materia es más que un espejo, aunque usted así no lo comprenda. Yo sé que estoy en otro de los juegos de la ilusión, pero eso no podría importar menos. Hoy tengo un terrible deseo de conocerla. Y será cuestión de ver si usted me perdonará todo esto algún día, porque me estoy apropiando de su imagen, de su gusto, de su fragancia. Aunque todos estos sean falsos disimulos para aplacar el insaciable tiempo que me espera... Lo que verdaderamente me asusta es que todo esto sea una teoría y usted no sepa qué hacer con ella.

Tenemos 4 años. No tenemos tiempo.

martes, 5 de mayo de 2009

Sabiduría

Tendría nombre

Durante toda la vida hay cosas de las que prescindimos, recuerdos, voces, ausencias. De esto ya no se puede prescindir, si perdiéramos todo, ella todavía aparecería, por eso ella se ha vuelto imprescindible.

Tendría nombre porque yo se lo daría y le crearía una realidad aquí cerquita. Pero hay cosas que sólo se nombran para dormir y que uno puede pintarles una cara, llenarlas de aromas, pero igual, desaparecen sólo por el hecho de nombrarse. Si yo pudiera esconderle el nombre, para que nadie más nunca pudiera nombrarla.
Sí, en eso termina, porque no todos conocemos el valor de un nombre ni las razones por las cuales guardarlo, porque no es de todos el placer de recordar sus letras, de trazarlas con diferente tipografía, de pintarle frases antes o después, de escucharlo sin que nadie lo pronuncie. Porque todos podemos olvidar cualquier cosa, pero si recordamos una palabra, es porque.

No advertimos el poder destructivo de la lengua contra los dientes, del choque de cuerdas bucales ni de lo exasperante de los gemidos. Porque precisar un nombre no es poseerlo, es todo lo opuesto, es alejarlo, es contaminarlo de nimiedades léxicas que simplemente no son suficientes para representar eso que usted significa para mí.

Porque no de todos es posible entender porqué me estremezco cuando oigo el nombre, ni posible aceptar que yo la llame a usted por otro nombre. Ni es de todos correcto que yo la pueda ver sin abrir los ojos ni que yo sea su amigo sin que usted sea la mía.

martes, 28 de abril de 2009

La ciudad está despoblada.

Hay cosas que se cuidan porque no valen la pena y se esperan para no verlas pasar. Porque no importa lo que traigan, ya que nada nos pretendemos llevar y no importa lo que digan porque no producen más que desvelos.

Y no me acuerdo de cuando me pidió una taza y yo le soplé el cabello. Ni que la tos se vuelve de barítono porque las palabras se quedan cubiertas en la garganta. Es que hoy se oyen cánticos de piel quemada, cuando se ve que las caras se acercan y uno no se acuerda de nada.

Porque hoy no hay nada que llorar. Alajuela es un desierto.

jueves, 23 de abril de 2009

...de la comunicación

No sos cosa de 5 minutos, tenés ideas que se aferran a mí, como oler estrellas y pedir deseos. Cosas que me ponés a hacer, cuando no tengo cómo contar lo que cala la piel. Porque hace mucho que descuido el rocío que te quiero alimentar, como que no lográs impregnarte el cariño. Y terminamos prendiendo los 3 colores del semáforo

Pero te busco, apartando intensidades y aromas, porque hay un trasfondo y el velo se va a correr, para no dejar de pretender y de soñar, para sentirme cercano a algo, que no se acaba cuando se le tira al viento.

No significa que no. Sí, piénselo. Deje de escuchar al espejo, porque es diabólico y huele el miedo. Porque soy yo el que se asusta y la impregna en la mente. Porque la historia sigue, pero nosotros la repasamos todas las semanas.

domingo, 19 de abril de 2009

Cronómetro

Si ahora estoy aquí es porque va a funcionar. Si tengo que comerme la casa y el paso techado para que funcione, va a funcionar. Porque ya no me queda mucho tiempo aquí, esperándola, porque su reloj no sirve o en realidad es un reloj que no suena y mucho peor porque usted no oye y no está para que le hable y le exponga y le diga que un libro es como un río, porque cuesta mucho que dos personas se vean y si se ven, se les olvida a los 15 segundos, porque todo lo importante no dura más de 15 segundos.

Suspire por más de 15 segundos para que vea cómo se siente morir.

Le voy a repetir la pregunta que se contesta con no.

Espérese, todavía no le he preguntado nada.

¿Cuántos segundos quedan?

miércoles, 15 de abril de 2009

Contemporáneos

Buscaba 3 cosas cuando llegó a Constancia, un lugar donde pasar la noche, un lugar tranquilo donde escribir y un colaborador para su crimen. Leo consiguió la primer cosa a los 20 minutos de llegado a la ciudad de Constancia, luego de acomodar sus pocas pertenencias en un pequeño cuarto en el centro de la ciudad, salió a caminar. No caminó 3 cuadras para encontrar la segunda cosa que buscaba. Vio una pequeña mesa, justo antes del destartalado muelle. Era una mesa vieja, de cemento agrietado, en el cual las plantas iban envolviéndolo poco a poco y encima de esta, una pequeña flor se percibía. Ahora quedaba encontrar lo más difícil.

Leo sabía que aquí iba a encontrar (Leo sabía que aquí iba a encontrarla). Como si fuera algo ridículo, alistó su mejor ropa para ir a Constancia, él sabía que hay cosas que ni el tiempo arregla.

El segundo día Leo salió a buscar alguien que le solventara el peso de estar solo en el crimen. Primero se acercó a un niño, pero al verlo se acordó de él mismo a esta edad, luego fue donde una prostituta que recién despertaba en un callejón, pero antes de tocarla, supo que esa mujer ya había sufrido suficiente. Luego se acercó a una iglesia e intentó capturar a un sacerdote, pero luego de haberlo tomado por los brazos, se asustó y comprendió lo inútil de esto. Decepcionado y necio se sintió. Caminó de vuelta a su cuarto. A partir de este momento, todo estaba cuesta arriba.

El tercer día fue un lunes. Se sentó en un pequeño parque que no contaba con árboles, cerca del mercado, hablándose a sí mismo, mientras ella pasaba frente a él.

Y si alguien viniera y le quitara el bolso y corriera – Se decía mientras veía la explanada – Yo podría correr y detenerlo.

miércoles, 1 de abril de 2009

La Psicóloga

Entre el cielo y la tierra, usted y yo. Y nosotros.

Se dejan pasar las sogas en la oscuridad, es como una paradoja – Decía el poeta, mientras frente a él se tomaban notas de cada palabra. – Su enagua pasa flotando, ella es ligera y se me escapa por entre los dedos.

(Él todavía la puede tocar, a veces con sus recuerdos, a veces con sus nostalgias, pero, la toca.)

La memoria debería tener llave. Y que la pudiéramos perder. – Se queja el poeta, mientras su cara se le torna gris.

(Así piensa él, sigue sin entenderlo. Los simulacros y las vivencias, sus pies y las presencias, no sabe a quién se puede acudir cuando simplemente se quiere dejar todo.)

No sé qué es lo que debería hacer en este momento, es que ella proponía que nos matáramos, que este amor era el clímax, más allá sólo nos decepcionaríamos. Pero ella ya ha muerto, su guía me llega como desde lejos, creo que ahora verdaderamente estamos lejos, por eso estoy aquí.

(Yo solvento pasiones y quemo almas. Él ocupa una opción. Yo los aconsejo, los dejo morir.)

De esta forma, hizo pasar al poeta al cuarto de atrás, lo abrazó, lo besó. Lo desnudó y lo llevó a un sofá. Él se entregó de lleno, poco a poco iba dejando atrás todo lo que lo ataba y lo hacía sufrir, sólo ocupaba ese afecto.

Luego, el poeta ya se sentía tranquilo, su mente despejada, feliz, entendía que todo continuaba y que el peso cambiaba, lo dejaba para que continuara. Mientras se vestía, agradecía. Lloraba al reencontrarse con todo lo que había perdido. Antes de salir de la habitación sintió un frío mercúrico bajar por su espalda, luego cayó al suelo.

(Es mejor que se vayan con una mente tranquila y de manera explosiva)

Entre el cielo y la tierra, usted y yo. Y nosotros.

Ese es el slogan del consultorio, era un lugar al que los suicidas acudían.

domingo, 29 de marzo de 2009

Crónica

Va a matar canallas. Tiene una especie de revolver y no se escucha su voz.

Ya todo está tranquilo.

No, esperen, él sigue. Lo ha tomado por el cuello. Lo estrangula, no, lo abraza. No se entiende la intención, él corre ahora hacia ella, le va a escupir, no, la besa. Deposita un leve beso, roza sus labios, apenas la toca. Ahora ella llora y él sigue corriendo. Se va perdiendo a la distancia, todos saben que no volverá.

- ¿Y el revólver?
- Ah, con eso se mató en el puente.

jueves, 26 de marzo de 2009

Bordado

A vos me intento acercar, poco a poco. A veces esto te intimida, saber que me acerco, que me intento acercar. Debe ser la paz que buscás, pero que eso no te confunda. El frío es como la paz, nos hace feliz, pero nos puede matar. Ya sé que nada de esto te parece nuevo, hay algo de claroscuro en la palabra “New” (acordate que francés no sé). Ya las ideas se me empiezan a prolongar, como si vos fueras un hilito que se me desamarra de la camisa. Y, debo decirte que me sentía solo, perdí un poco la fuerza. Te reirás de todo esto, yo sé, porque estamos muy lejos; esto no salva la distancia. Tengo que aprender a desandar caminos.

Ve a plegarte, a algún lugar lejos, que no te vuelva a ver por aquí, pequeño fantasma. Tenés tanto de fantasma como de planta. Sos un fantasma botánico, pequeño, poco potable. Sos perversa, pasiva. Estás desnuda. No me quiero acercar a vos. Nunca más.

domingo, 22 de marzo de 2009

Poco virtuosa

Se le agradece el esfuerzo, pero le recuerdo que usted no es magia enlatada. No es más que una sombra que me creí en la vida, una sombra más, una sombra más. Y quiero elegir un rostro para darle, pero usted no es lo suficiente, como para tener un reflejo en el carbón.

Y en las noches, que no la asusten los ladrones.

Mejor peléese por un rayo de sol.

Mejor suicídese con un rayo de sol.

martes, 17 de marzo de 2009

El imaginario.

Al final, todo se anda.

No me interesa saber si ella me nombra. (Pensar en usted es como escribir algo, algo que no tiene brazos.)

Aberración, es lo que pasa cuando intento desempolvarme.

Nunca hubo polvo tan denso.

Y es que cuando me acuerdo de ella, me da miedo no seguir a flote (nadie quiere morirse si ella no está).

Que lo poco que haya sea oscuro no es más que un buen presagio, porque más allá de las líneas en mis manos, yo sigo aquí.

Aquí, yo sigo.





Ahora parece que ya no se pregunta, bueno, más que todo no se oyen respuestas. Todo se vuelve gracioso y uno se ríe hasta que empieza a amanecer.

Es cómica, la vida es cómica.

jueves, 12 de marzo de 2009

Pero juntos, estamos por un momento.

Todo está tan cerca que pareciera que va a terminar.

Caemos.

Esperamos el momento en que la vida nos pegue un jalón.

La ceniza de su labial se va perdiendo. Como si todo empezara en los lugares que nunca conoceremos.

Y que no se nos olvide, clamaremos por arena y por recuerdos. Algo que apacigüe la nostalgia.

jueves, 26 de febrero de 2009

Lucía en la intimidad

Hace un par de años vivió Lucía. Tenía el pelo café, la piel blanca y 2 ojos. No parecía distraída. Enfatizo que algo había en esos dos ojos. Cuando ella sudaba perdía lo mortal en su cuerpo, se volvía más ligera, rebozaba en color. Ella brillaba.

Cuando yo estaba junto a ella, no disimulaba. Era yo y eso tenía sentido. Era como si las luciérnagas tuvieran las razones y me encontraran. Ella decía buenos días y yo despertaba.

A veces cuando me pierdo, logro desenterrarla, pero eso no es lo que importa en esta historia. Lucía no vivió mucho, pero vivió lo necesario. Ahora que ha muerto, yo que aun vivo, me doy cuenta de las cosas que no deberían vivir.

Tal vez un día me despierte y nada me importe y que en ese momento todo esté bien.
Eso no es lo que importa en esta historia, porque las historias siempre acaban con una muerte.

Las cosas generalmente no suceden 2 veces.

Yo inventé a Lucía. Yo maté a Lucía.

Sólo así podía ser.

lunes, 23 de febrero de 2009

El tiempo es la mejor pregunta que se le ocurrió a Dios.

Desde que perdió su último concurso, Ignacio renunció a esa vida que tanto perseguía como pintor. No entendía cómo la visión de los jueces estaba tan sesgada y seguían otorgándole los reconocimientos a todos aquellos que pintaban la vida bella, sin las cosas que hacen hervir los ojos.

Todos los días analizaba sus obras mientras revisaba un álbum con fotos de las obras de los ganadores de los concursos en los que había participado y no entendía cómo algo tan grotesco lograba captar la atención de los jueces. Esos paisajes sin ceniza, esas siluetas del sexo, todas esas falsas interpretaciones lo consumían.

Ignacio tomó una decisión, nunca dejaría que nadie, más que él validara sus obras, así que comenzó de nuevo a pintar. Cada día tomaba unas horas para observar sus últimos avances. A veces se despertaba exaltado, se dirigía corriendo al taller y pintaba esa imagen que le acababa de llegar en el sueño, luego se quedaba sentado en el piso, observando el cuadro hasta dormirse del cansancio, en el mismo suelo del taller.

La obsesión con el cuadro se tornaba violenta algunas veces, un fallo en el trazo del carbón, generaba un estado de demencia en Ignacio, tomaba todas sus herramientas y se encerraba en el baño por días, sin ningún tipo de luz, imaginando las herramientas en sus manos.

Ya iban varias semanas desde la última vez que Ignacio salió de su casa, el agotamiento había perdido efecto, su cuerpo funcionaba por pura determinación. Su obra iba progresando, la debilidad de su organismo no se reflejaba en el progreso. Poco a poco, la satisfacción en Ignacio creció, igual que la deficiencia de su cuerpo.

Su voz había perdido todo tono reconocible, sonaba como un murciélago, chillidos agudos eran lo único que su garganta permitía salir. Los músculos habían abandonado su cuerpo y la piel que cubría sus huesos se veía manchada. Los ojos, más allá de cansancio, no revelaban ningún otro sentimiento, pero Ignacio nunca había sentido tanta satisfacción, todo esto en lo que su cuerpo permitía sentir.

Ignacio escribió 3 cartas. Mediante éstas, le solicitaba a las únicas personas con las que había convivido realmente. Una era para su madre, otra para su padrino y la otra para un amigo pintor. En las 3 cartas decía lo mismo, les solicitaba su presencia el martes 23 de abril en la galería C'est la vie en la avenida Tejares.

Con el dinero restante de su herencia, Ignacio había rentado una galería para presentar a “la sociedad” su más reciente y última obra. La organización del evento se hizo mediante cartas, ya que la imagen casi póstuma de Ignacio no permitió ninguna otra forma de comunicación.

La noche antes del evento, Ignacio asistió a la galería a dar los toques finales a la exposición, ésta se constituiría de un único cuadro situado al final de la sala. Una única luz iluminaría la obra al fondo de la sala y el camino hasta ella estaría guiado por pequeñas velas colocadas en el piso de la galería. Luego de ver todo acorde a sus deseos, Ignacio se devolvió a su casa.

El día del evento había sido esperado por muchas con cierta ansia, debido a las conocidas excentricidades del pintor. Todos los invitados asistieron a la exposición, al llegar no encontraron a nadie que les hiciera pasar, así que se veía una gran multitud en las afueras de la galería. 30 minutos después de que la actividad debiera comenzar, el amigo de Ignacio decidió entrar al salón a buscar a Ignacio, pero al entrar y ver la sala en una luz tan tenue, perdió la noción de lo que intentaba buscar y sólo pudo seguir el pasaje de pequeñas velas.

Una a una fue entrando las personas y siguiendo la pequeña vía de velas. Todos comenzaron a rodear la obra y analizar, cada uno con su criterio personal, dónde estaba la belleza de la obra. Todos fueron cautivados por esa visión tan elemental, tan honesta de la vida y de su propia existencia.

El cuadro mostraba la imagen de un hombre desnudo, destruido por la vida y recostado en el piso. En sus ojos había una mirada vacía, la barba estaba dispareja y crecida, las arrugas en su cara eran bruscas, pero hermosas. Las manos se veían cansadas y duras, pero claras. El cuerpo del hombre se veía rodeado de ceniza, de un polvo grasoso que se le aproximaba por todos lados, el cielo brillante, ausente de colores pero algo en él brillaba. La posición del hombre resuelto en la imagen brindaba calma, todos comprendieron que ese hombre ya había tenido su dosis de vida y que la espera de la muerte había drenado todo el dolor de ese cuerpo, y que una vez afrontada la muerte, se disipaba en una paz interior y exterior.

En el borde inferior del marco estaba rotulado el nombre de la obra.

El tiempo es la mejor pregunta que se le ocurrió a Dios.