domingo, 5 de julio de 2009

Honesto o desnudo.

Te tengo en mi pecho y cabés perfecta. Subís y bajás y no te das cuenta de nada. De que en ese momento te pienso. Para vos la poesía no vale nada en ese momento, los cuerpos hablan y hay que callar para oírlos, pero algo dentro de mí corre más rápido, sacude más fuerte que mi cuerpo, que el tuyo acostado junto a mí.

Desnuda estás más compuesta, complicada, parece que mataras. Que tuvieras algo más, de lo que no te despojás, que no lo veo y que días después me doy cuenta.

Se vuelve muy fácil culpar al tiempo, que cada curva, que cada ángulo, que toda tu piel trae algo más, que no se muestra. Se vuelve muy fácil no saber qué hacer, tener que tomar cada esquina de vos, sabiendo que un círculo te comprende, que no hay tiempo cuando te toco, que da lo mismo que yo esté ahí, que da lo mismo que haga calor, que llueva, que el perro ladre, que calle la música.

A veces da miedo tomarse un momento para pensar “Y ahora qué?”

Es a partir de esos momentos que uno se sincera con todo lo que pocas veces se escucha.

No hay comentarios: