domingo, 15 de junio de 2008

Vos sos la dueña de los después


Poco a poco dejamos de hablar, esa es nuestra rutina, dejar de hablar. Ignoramos lo que somos, ignoramos las cosas que pudimos ser. Tal vez así sea más fácil. Los labios cortan las palabras, filo y punta, solo esto son los labios. Tan fácil es callar. Llegado este punto, creo que de nuevo, dejamos de hablar.
Nunca lo sabrá, qué tan sencillo era que habláramos, pero un después aparecía y hace mucho que mi don de resucitar había muerto. Hoy no hay fe, hoy no creo en nada, ni en nadie, menos en dos personas, pero gracias por no morir o por resucitar o por proyectarse o por lo que sea que usted haga, gracias.
Nosotros establecemos relaciones. Creamos, construimos, rehacemos. Nosotros somos como un círculo, no acabamos. Hasta cuando usted se deja morir vive, para mí o por mí, no sé, pero vive y está muy presente, desde su distancia está presente para mí.
Nosotros desaparecemos y reaparecemos, somos usted y yo. Seamos quienes seamos, estemos donde estemos, siempre vamos a ser.