viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Por qué los zombis se visten tan mal?


"Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda."

Jean de la Fontaine


Es una pregunta clara, directa, se podría decir que básica. No existe forma de discutir la veracidad del argumento. ¿Cuándo se ha visto a un zombi cruzar la calle sujetándose el sombrero de copa debido a una imprevista ráfaga de viento? Nunca o casi nunca. La probabilidad de usar un sombrero elegante se reduce en un 97% en caso de tener un machete en la cabeza, según datos del censo conducido por una fracción especializada y secreta de PETA.

Dentro del estudio, el caso del cuchillo en la cabeza resalta como la razón número uno de los zombis para no usar sombreros de copa. Ése es el caso del repartidor de comida china de mi barrio. Pero eso no debe entristecernos, no deberíamos sentir lástima solo porque debe cruzar las puertas estrechas caminando de lado. Él tiene su trabajo, su novia, su ardilla zombi. Su vida decente como zombi en sociedad. De lo único que lo he oído quejarse es del hecho que no lo dejan preparar wantán, escenario totalmente comprensible, nadie quiere que un pedazo de cerebro zombi se inmiscuya en su ritual gastronómico.

Otra de las razones que se dio en el estudio para no vestir sombreros elegantes, puso a las gradas como culpables ya que señala que muchos de los establecimientos donde se pueden encontrar dichos accesorios solo cuentan con acceso vía escaleras. Esta misma razón aparece a la hora que se inquirió por qué no se ven muchos zombis con indumentaria deportiva.

Es válido aclarar que estas dos razones apenas representan el 5% de las respuestas totales. La opción NS/NR acumuló un imponente, pero nada sorpresivo, 95%.

Para mí debe existir algo más allá que solo estas inconveniencias afiladas o espaciales. Las personas que han sufrido la infección cuentan con estilos de vida similares, sino idénticos. Esto ha limitado las posibilidades estéticas de la comunidad zombi desde el justo momento de la transformación.

Esta reincidencia en un mismo sector del tejido social ha producido una homogenización del fenotipo del zombi. Esto significa que los zombis están reclutando en los mismos lugares donde fueron infectados. Lugares como la avenida central o las afueras de Repretel. Este no es un veredicto infundado o ¿alguien se ha encontrado un zombi en los pasillos de Zara? Yo nunca he visto a uno con camiseta V o con pantalones de colores brillantes, manchados de sangre.

No solo los puntos de encuentro del día a día tienen influencia sobre las opciones estéticas de conversión para los zombis. También la forma en que celebran las festividades. Ahora, en época de fiestas patrias, tampoco será posible ver a un zombi con chonete o en unos meses a un zombi envuelto en una sábana, vestido del niñito Jesús.

Si bien éstas no se toman como ropas elegantes, ciertamente tienen un plus antropológico que levantaría la opinión pública en cuanto a las capacidades estilísticas de los amigos zombis.

Los zombis, conocidos internacionalmente por su personalidad insistente y obstinada, alguna vez intentaron formar parte del grupo de personas elegantes y distinguidas que actualmente los marginan, pero los resultados fueron negativos. Muchos recuerdan la serie de eventos dirigidos a zombis en los bares lujosos. El saldo fue de una docena de tacones y pies olvidados, muchos tragos sin pagar y un penetrante olor a burgueses incómodos.

Estos incidentes no solo trajeron problemas a la exquisita burguesía. En el seno zombi también se presentaron algunas disconformidades, ya que pretender ser algo que no se es, resulta muy mal visto dentro de lo que se entiende como la ideología zombi. Así que la dinámica social provocó una leve segmentación dentro de la comunidad zombi, generando una fracción marginada por los elegantes y a la vez marginada por los zombis.

Así que los que caminan en la lista negra de ambos, muchas veces con tacones amarrados a un tobillo roto, viven una vida extraña. Sin lasañas, sin comedias románticas, sin municipalidades. Viven con poquísimo.

A los que tienen el cielo extinto, solo les queda la luna. Pero hay que ver por cuanto.

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