Quítame ese humo del pecho, que el tiempo se acaba. Ten cuidado, afuera pasan hombres a caballo y hay una planicie vacía.
Pero susurra, que todo sonido sea bajito. Que con la mano no nos puedan alcanzar aquellos que cazan nuestro tacto inevitable.
Un dos tres, corre desnudo por el segundo piso de madera. Mira lo que alguna vez fue una chimenea y encuentra ese sitio donde nos vimos a los ojos, empapados de saliva, y nadie tuvo que hablar de fútbol.
Poner la cerradura no saca a los fantasmas, mucho menos los deja afuera, pero ¿quién quiere una vida fácil?
No queremos desafiar la ciencia, solo queremos escapar de una sociedad despechada por nuestra libertad.
Ya es la alta hora, calla y escucha. Se busca inquilinos, un dos tres, recuerda lo que se dijo y corre de nuevo a la lluvia de poses.
Pero susurra, que todo sonido sea bajito. Que con la mano no nos puedan alcanzar aquellos que cazan nuestro tacto inevitable.
Un dos tres, corre desnudo por el segundo piso de madera. Mira lo que alguna vez fue una chimenea y encuentra ese sitio donde nos vimos a los ojos, empapados de saliva, y nadie tuvo que hablar de fútbol.
Poner la cerradura no saca a los fantasmas, mucho menos los deja afuera, pero ¿quién quiere una vida fácil?
No queremos desafiar la ciencia, solo queremos escapar de una sociedad despechada por nuestra libertad.
Ya es la alta hora, calla y escucha. Se busca inquilinos, un dos tres, recuerda lo que se dijo y corre de nuevo a la lluvia de poses.
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