I
Encerrado donde vive el sabor del ruido, viendo las sonrisas, los pasos de quienes juzgo.
Esa raza que se ha formado a partir de camisas a rayas, zapatos brillantes, esos vestidos que suben hasta el pecho abultado, lleno, tal vez, de nuestra consciencia tergiversada. La culpa está ahí, haber dejado a la raza partirse.
Mejor disfrutemos como el humo baila con los ojos ya trabados.
II
Por ahí de la hora en la que parpadear se vuelve un reto, las carteras bajan como cadenas, los zapatos perforan el piso y el guaro corre por esos ojos jabonosos.
Has de beber por completo para que sea amor. Después el viaje de vuelta, las avenidas llenas de sal y la mirada que cae.
Y cuando ya me voy, los veo y me digo: Mira cómo se sonríen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario