martes, 16 de marzo de 2010

Señores y Señoras

Sigo en el delirio y sigo desafinado. Distraído por la fatiga pero igual esperando que en algún lugar haya una placita para cruzarme la cabeza con lo improbable.

¿Cuánto cuesta incluirse entre hermanos y hermanas?

Se opina que es algo simple, pero se crea con faltas ortográficas, con citas mal colocadas y ¿qué pasa si no llegan?

¿Cuál es la parte que más se quiere de estas costumbres celestes?

Ninguna, sobre todo cuando llega la consciencia de vivir con la mano sobre el corazón, ocupada en elegir, señores y señoras, sus juegos con la muerte.

¿Dónde está el mérito en cuestionarse toda forma de confianza?

Digo esto con la poca saliva restante, con unos cuantos sonidos y sin saber dónde me dejará tendido esta crisis.

-Recuerdo que Don Francisco antes era más viejo y que yo creía en las especies animales. Sé que mi cabeza estuvo en su vientre, que yo mismo soy una bestia. Es confuso controlar los números, atar y cavar-

Lo que pasa es que las oportunidades entran bajo tierra y que cada día siento que me creen menos todo lo que digo.

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